Sus ojos cautivaron al mundo desde que apareció en la portada de la revista National Geographic en Junio de 1985.
Steve Mc Curry había tomado la fotografía en 1984, meses antes de su publicación, en el campo de refugiados de Nasir Bagh, en la frontera entre Afganistán y Pakistán. El encuentro duró apenas un cuarto de hora y solo consigue saber su edad, ya que es costumbre entre los aldeanos Afganos no revelar el nombre de las mujeres a extraños. La niña tenía doce años y era huérfana, sus padres habían muerto en un bombardeo soviético sobre su aldea.
La imagen ha sido reproducida infinidad de veces en muchas revistas y ahora es fácil encontrarla en internet. Se ha convertido en un icono, un símbolo y su ojos verde mar son los de todos los niños de la guerra en Afganistán o en cualquier otra parte del mundo.
El autor de la imagen, Steve Mc Curry dijo: "Este retrato simboliza para mi, el trauma y el dolor de una situación que te obliga a dejar tu casa repentinamente y acabar en un campo de refugiados a cientos de kilómetros de tu hogar"
El fotógrafo realizó numerosos viajes a la zona buscando a la chica, hasta que consiguió encontrarla de nuevo en enero de 2002. Dieciocho años después supo que antes que él, nadie la había fotografiado y después de él tampoco. Hasta ese momento, era la única imagen que había de ella. La encontró convertida en una mujer de 30 años, casada y madre de tres hijas (más una cuarta niña que había fallecido de pequeña). Y entonces pudo saber su nombre. Se llama Sharbat Gula.
Sharbat vive en una aldea de Afganistán, país al que volvió en 1992. Es una mujer tradicional de la etnia Pashtún. Se casó con su marido, Rahmat Gul poco después de se que tomase la famosa fotografía en el campo de refugiados y había tenido una vida dura vivida en medio de sucesivas guerras. Nadie la había vuelto a fotografiar desde ese dia hasta que se reencontró con Steve Mc Curry en 2002 y no sabía que su cara se había hecho famosa.
La identidad de la mujer fue confirmada al 99,9% mediante una tecnología de reconocimiento facial del FBI y la prueba irrefutable de que se trataba de la misma persona se obtuvo con el uso de un escáner que registró el iris de Sharbat. Esa parte del ojo es única e irrepetible y el resultado probó, sin lugar a dudas, que McCurry había encontrado de nuevo a la mujer, cuyo rostro es ya todo un símbolo del destino de los refugiados.
Su historia fue contada en la edición de abril de 2002 de la revista y en un documental para televisión titulado Niña desaparecida: misterio resuelto (que después fue comercializado en DVD con los nombres de En busca de la joven afgana y En busca de la muchacha afgana). La sociedad que publica la revista creó en su honor una organizació caritativa llamada Afghan Girls Fund, que ayuda al desarrollo y creación de oportunidades educativas para las niñas y mujeres afganas. En 2008, este proyecto creció para ayudar también a niños y pasó a llamarse Afghan Children's Fund.
“Ella recuerda el momento en el que el fotógrafo la enfocó y disparó. Recuerda su enfado. Aquel hombre era un desconocido. Nunca la habían fotografiado y hasta que volvieron a encontrarse dieciocho años más tarde, nadie había vuelto a hacerlo. También el fotógrafo recuerda el momento. Había una luz suave. El campo de refugiados en Pakistán era un océano de tiendas. En el interior de una de ellas, la de la escuela, aquella niña fue lo primero que llamó su atención. Al percibir su timidez, la abordó en último lugar. Ella accedió a posar. «No pensé que su fotografía sería diferente de cualquier otra que había hecho ese día», recuerda de aquella mañana de 1984 que pasó documentando la odisea de los refugiados de Afganistán. Sus ojos son verde mar y en su mirada se puede leer la tragedia de un país asolado por la guerra. En National Geographic fue bautizada como “la muchacha afgana” y durante dieciocho años nadie supo su nombre”. Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC 2002: texto de Cathy Newman y fotografía de Steve McCurry
La pintura:
Los ojos....todo el trabajo de pintura de este busto, gira alrededor de esos ojos. He intentado expresar lo que me cuentan a mi. He intentado trasladar la expesión y el magnetismo de esos ojos de la chica de la fotografía, a la escultura que tenía delante, en mi mesa de trabajo. Espero haberlo conseguido aunque sea minimamente.
La única fotografía que había de Sharbat Gula me dió la pista de cómo debía enfrentar el trabajo. La luz que entraba por la puerta de la tienda-escuela del campo de refugiados donde se tomó la fotografía, el color de su piel, sus ojos, sus ropas....todo debía servirme para focalizar la atención del espectador en su mirada.
Decidí que la incidencia de la luz sobre su rostro debía ser lateral izquierda ya que en la fotografía, tiene esa zona más iluminada y la parte derecha de la cara en penumbra. El efecto debía ser muy suave, ya que al hacer las pruebas de iluminación, me di cuenta que un efecto más brusco no funcionaba bien. Debía mantenerse el parecido con la chica y éste se perdía al marcar más las zonas de sombra. No podía "copiar" la foto, debía interpretarla a mi manera.
Decidí no pintar las manchas en su piel, ni los lunares o pecas, ni siquiera la cicatriz que presentaba en la nariz. El pelo lo traté intentando que no llamase la atención y las telas las dejé sin texturizar por el mismo motivo. Solo quería que el espectador se fijase en sus ojos y su mirada.
No quería que tuviese un aspecto maquillado, no hubiese tenido ningún sentido en una niña de apenas doce años. Así que tuve que escoger muy bien la gama cromática para que su piel tuviese variedad, que pareciese viva y real, pero no pareciese maquillada.
También debía mantener el contraste entre luz y sombra sin cortes o saltos bruscos porque la iluminación debía llevar la vista del espectador directamente y suavemente hacia los ojos de la chica, sin distracciones. Así que nada de puntos de luz marcados.
Casi todo el trabajo de pintura está realizado con aerógrafo, porque es mi pincel. Claro que, como no soy tan buena con el aerografo como para pintar con él los iris, cejas y labios (ya me gustaría).....pues al final tuve que usar pincel (XD). La pintura es acrílica de Vallejo Model Air y Model color. La tabla de colores no la incluyo porque es larga y este texto ya es batante extenso, pero si alguien está interesado en conocer alguna mezcla o color concreto, que no dude en preguntar, que estaré encantada de responder.
Sin más, os dejo algunas fotos del trabajo acabado. Espero que os guste o mejor, que os emocione como a mi. Besotes.
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9 comentarios
Pepa,
ResponderEliminarlooking forward to your handling of this....
I have only seen this done once before, it I feel it does require the kind of delicate, & definite, touch you can achieve.
Best wishes on this!
Cheers
Jamie
Hola Pepa, el busto te ha quedado muy bonito. Gran trabajo de pintura como siempre, un saludo.
ResponderEliminarGracias Jesús. Me alegro mucho de que te haya gustado ;-). Besotes!
ResponderEliminar.. una delicia de pintado .. Otra "birguería" más en tu lista. Saludos desde Girona.
ResponderEliminarSorry Jamie, I didn´t read your commnent :-(. Thanks for your kind words. I was moved the first time I saw this beautiful sculpture and I knew I had (I must) to paint one for me :-). Kisses.
ResponderEliminarIgnasi, gracias desde Sevilla, guapetón. Y sip, esta también es para mi ;-). Besotes para ti y para Luisa (y Edgar, of course)
Complimenti , bellissima realizzazione!
ResponderEliminarGrazie mile MAO, mi piace che ti piaccia. Un bacio.
ResponderEliminarque maravilla
ResponderEliminarMaravilloso, desde luego eres la maestra de los bustos. Este tipo de obras son las que más inspiran y hacen que me den ganas de pintar para poder mejorar.
ResponderEliminarPor cierto, de que marca es el busto?